LAS TRES GRACIAS Se sitúa hacia 1635 y, con toda probabilidad, Rubens lo ejecutó para contemplación propia. Tenía la costumbre de pintar los cuadros privados, como los retratos de su esposa e hijos, sobre madera, mientras que los encargos los plasmaba sobre lienzo, más fácil de transportar. Las tres Gracias está pintado sobre la reina de las maderas, roble del Báltico, caro y de magníficos acabados. La ocasión, por tanto, debía de ser muy, muy propicia. La gigantesca tabla (221 x 181 cm), efectivamente, contiene varios símbolos clásicos del enamoramiento motivado por el matrimonio del artista” con Helena. El guiño directo hacia la joven esposa se encuentra en las ropas contemporáneas que cuelgan del árbol, de los mismos colores que las que luce Helena en otros retratos pintados por el propio Rubens. El espacio que las circunda representa un paisaje con una línea de horizonte baja, que realza aún más sus contornos. Las figuras a su vez están enmarcadas por una fue...